lunes, junio 04, 2007

El reporte de las manos mágicas y la grandeza interna

REPORTE K131

Lo mejor de las Semana de la Cultura Mixteca es poder ver el trabajo que hacen los artesanos. Este año, entre todas los artesanos que presentaron su trabajo tuvimos la oportunidad de conocer a una persona muy especial. Doña Esperanza llegó muy temprano el sábado con sus artesanías tejidas con palma, acompañada con dos señoras de San Miguel Marcos Pérez, quienes eran sus alumnas. La pobre señora iba en muletas y le costaba mucho trasladarse y acomodar todas sus objetos.

Por la tarde pudimos acompañarla al departamento que le dieron para hospedarse dentro de la Universidad y nos pusimos a platicar con ella, mientras veíamos como sus prodigiosas manos hacían maravillas con la palma en cuestión de segundos. Ella nos contó su origen humilde y toda la serie de penurias que pasó a lo largo de su vida, cómo su esposo la maltrataba físicamente, como la corrio de su casa a ella y a sus hijos, como cayó en el alcoholismo y cómo su vida recuperó sentido cuando fue a ver a la Virgen de Juquila

Parece contradictorio pensar que una mujer que ha sufrido tanto sea capaz de hacer cosas tan hermosas con sus manos. También nos explicó como ella misma tuvo que aprender a tejer la palma para hacer otras cosas que no fueran sombreros; cómo aprendió a teñir la palma ella misma mezclando pigmentos e hirviendo la palma y cómo ella ahora trabaja como Promotora Cultural, enseñando a otras mujeres de otras comunidades a trabajar la palma y a buscar su independencia económica. Hace tres meses se fracturó la pierna mientras caminaba rumbo a San Miguel Marcos Pérez, pero aún así no ha dejado de trabajar.

También muy amablemente se ofreció a darnos clases, pero nos dio mucha pena a todos, porque sólo nos iba a cobrar $15 la clase por cada persona. La verdad resulta triste ver cómo artesanos que hacen cosas tan maravillosas tengan que pasar por tantas dificultades y carencias para poder desarrollar su trabajo. A veces me pongo a pensar, qué pasará dentro de 20 ó 30 años, cuando Doña Esperanza haya muerto, quién continuará haciendo las figurillas que ella hace, quien conservará el secreto de cómo teñir la palma, quién heredará todo ese saber. Como diseñador espero algún día colaborar para que toda esa riqueza no se pierda.

El domingo por la tarde, durante la inauguración del evento, la Banda Sinfónica de Tlahuitoltepec dio un concierto y la verdad también fue impactante. Alex me contó que en ese pueblo los niños aprenden a tocar instrumentos incluso antes de aprender a leer o escribir. Al ver a personas como los muchachos de Tlahuitoltepec o la señora Esperanza uno puede percibir una especie de magia o grandeza en el interior de las personas, una grandeza que casi se puede sentir con la piel.

























1 comentario:

Yuumei dijo...

Maldito Sernas,siempre me haces reflexionar bien chido con tus reportes.

El otro día veía una nota en la tele donde comentaban que Oaxaca es de los estados con mayor pobreza y desempleo de toda la republica.

Al leer esto que cuentas, me pregunto muchas cosas, reflexiono. Ahora solo nos interesa lo materia, lo fabricado en serie, los trabajos de elite (que son bien remunerados) y nos hemos olvidado que la grandeza de nuestro pueblo esta en personas como Doña Esperanza (su nombre también dice mucho del destino que le toco vivir y el ejemplo que da) que a pesar de todo han sabido salir adelante.

Es hermosisimo que esta mujer a su edad y después de todo lo que a vivido tenga la grandeza para crear cosas así. Realmente esfuerzate por conservar lo de tu tierra y tu gente. Eres un gran ser humano, por eso insisto tanto en que seas menos ñoño y salgas al mundo. Para compartir lo que eres y para promover lo que crees, ya que tu como esperanza tienes una grandeza tremenda, eres un ser humano en toda regla. No solo es grande quien crea si no quien sabe apreciar lo creado y ese mi niño eres tu.

Que bueno que disfrutaste esa semana en tu uni, y preparate que pronto seras un graduado, y un desempleado también :D.

Te mando 2 abrazos mi querido Fernando.